Viaje a Londres y a Irlanda en verano de 2023

 

Este año vamos a las islas británicas, empezamos con unos días en Londres, donde vive Paloma y luego pasamos a Dublín, estaremos unos días en el oeste de la isla y luego otros días en Dublín.

mapa Irlanda

 Día 1 viernes

Cogemos el vuelo a las 10:15 desde el aeropuerto de Santander dirección al aeropuerto de Standted. Aunque salió con media hora de retraso, llegamos a la hora prevista a Londres. Allí, un tren nos lleva a la estación de Tottenhall Hale , en Londres, donde ya nos movemos libremente con el transporte público.

Decidimos no comprar la tarjeta Oyster, que costaba 7£, ya que se puede pagar con tarjeta de crédito. Pasas la tarjeta a la entrada y a la salida y calcula el precio final.

Llegamos a la estación de Victoria, dejar allí las maletas costaba 7,5£ cada una, así que decidimos quedarnoslas y dar un paseo con ellas. Cogimos comida japonesa en un puesto de la estación y andamos 10 minutos a Hide Park, donde comimos. Ese día había un concierto de los Guns and Roses en el parque y estaba lleno de gente con las camisetas.

Después de comer, seguimos a la plaza de Victoria Memorial, donde se ve el exterior de Buckingham Palace.

Ahí nos hacemos unas fotos y seguimos de vuelta a la estación Victoria, donde cogemos un tren a Bromley, donde nos espera Paloma.

Ahí dejamos las cosas en el hotel Ibis y nos vamos a cenar a un pub, The Parridge (la perdíz). Una pinta y una hamburguesa y servidos, a dormir que el día ha sido largo.

 Día 2 – Sábado

Después de desayunar en el hotel y tomar un café corto y caro en Bromley, salimos a dar una vuelta por el barrio de Camden, donde hay muchas tiendas y puestos de comida.

Llegamos sobre las 10:30 y cuando nos fuimos a las 15 estábamos agotados, después de visitar muchos de los puestos de comida y de cosas varias, sobre todo ropa. Es enorme, hay muchísima gente, sobre todo por la tarde.  

Hay muchos locales curiosos, uno que nos llamó mucho la atención es Cyberdog, una tienda con decoración cyborg, con música de DJ en directo y luces de colores. Vende cosas variadas de frikis y ropa de rave y en la planta baja una sex shop.

Comimos en los puestos, Alba y yo vegetariano Thai, Paloma y Maribel, Bao coreano, Vicky no se acuerda, y Susi japonés. Como no había sitio, tuvimos que comer en el suelo.

Cogimos el metro, llenísimo de gente y nos fuimos a la orilla del Tamesis.

Bajamos en Westminster, enfrente del parlamento, impresiona ver el Big Ben tan de cerca. Cruzamos el río y paseamos en dirección a Tower Bridge.

Es un paseo muy bonito, lleno de gente, de puestos de comida y bebida y actuaciones.
Paramos a tomar una pinta en The Anchor, un pub cerca del London Bridge.

Llegamos al puente de la torre y cruzamos a la otra orilla, donde fuimos a cenar a un restaurante de la cadena Wakamama, cerca de la torre de Londres. Comida asiática no muy cara para ser Londres.

Y ya de vuelta, que hemos tenido un día muy largo.

 

 Día 3 – Domingo

 

Empezamos dando un paseo por el centro comercial y por los parques de Bromley, muy tranquilos y grandes.

Paramos a comer cerca de la estación, en Olive Tree Café, una sopa del día (de tomate, por supuesto), y una jacked potato. No está mal, pero tampoco es una maravilla.

Salimos a la estación Victoria, desde Bromley se tarda 29 m con el tren directo y justo a la salida de la estación está el teatro Apolo Victoria, donde vemos el musical Wicked.

La puesta en escena es espectacular y los actores cantan de maravilla. Vicky quería una sudadera de recuerdo, pero valían 60£ y se echó para atrás.

Después nos fuimos en metro a Embankmen, donde algunos tomaron un café y otros unas patatas fritas.

Luego caminamos a Trafalgar square. Como siempre, mucha gente, un sitio muy amplio y un pedestal de Nelson muy alto. Como hacía sol se estaba muy bien y había un grupo que tocaba muy bien. Así que les compré un USB con las canciones (10£).

Es curioso que todos los puestos, músicos, cantantes, magos, etc callejeros tengan datáfono para pagar con tarjeta.

Después a Piccadilly Circus. Allí lo mismo, mucha gente y un grupo de break dance muy bueno. Lo que más me llamó la atención son las enormes pantallas publicitarias.

Seguimos hacia China Town. Es increíble la cantidad de restaurantes chinos por metro cuadrado. Prácticamente es lo único que hay, aparte de alguna tienda de masajes y medicina china. Y un supermercado de productos asiáticos de tres plantas.

Atravesamos hasta Leicester Square. Después subimos a Shaftesbury Avenue donde entramos a cenar en Bella Italia, que nos apetecía pizza.

Y ya de vuelta, caminamos un poco por Piccadilly hasta la estación Green Park.

 

Día 4 – lunes

 

Nos vamos a hacer un freetour por Londres Antiguo. Salimos desde la estación de Tower con el guía, Gerardo, mexicano. Ha sido muy interesante, recorriendo sitios con la explicación correspondiente.

Salimos desde la Torre contándonos los prisioneros ilustres que han estado ahí. Nos acercamos a la orilla del río, donde nos habló de los puentes. Luego subimos a la iglesia de Todos los Santos Cerca de la Torre. Como nos explicó casi todos los edificios de Londres o se han incendiado o han sido bombardeados, así que no quedan edificios antiguos.

La siguiente iglesia es un ejemplo de eso, St Dunstan in the East Church Garden, son las ruinas de una iglesia bombardeada en la segunda guerra mundial que ahora es un jardín.

Pasamos al lado del rascacielos del Sky Garden. Nos contó que al principio la fachada era lisa de cristal, pero cuando hacía sol se concentraba los rayos como en una lupa y cuando se quemó un coche decidieron poner reflectores para el sol, por eso ahora no es liso.

Lo siguiente es Leadenhall Market. Un mercado donde se han grabado muchas películas y que sirve para dar de comer al millón y medio de personas que antes de la pandemia trabajaban en la zona de negocios. Pasamos por los rascacielos, viendo el contraste de las diferentes épocas de los edificios de la zona.

Pasamos a la plaza del Banco de Inglaterra, con el mercado de cambio y la casa del alcalde. Lo siguiente, la plaza del ayuntamiento, un edificio curioso y poco visitado, casi sin turistas.

Y ya para acabar, St. Paul’s Cathedral. También es la quinta catedral, las anteriores también se quemaron.

Después de dos horas y media, le dimos la propina al guía (60£) y fuimos en dirección al Temple, a buscar un pub que nos recomendó, el Ye Olde Cheshire Cheese, un pub tradicional de Londres, reconstruido en 1667, un año después del gran incendio.

Nos tomamos unas pintas de cerveza y unos platos típicos, como salchicha en salsa con puré de patata, fish and chips, una ensalada de burrata y un risotto de setas (esto último no es muy típico, pero bueno).130£.

Ya recuperadas las fuerzas, bajamos al río donde cogemos el barco de línea a Grenwich. (12£).

Después de paseo por el Tamesis, llegamos al puerto de Grenwich. Esa zona de la ciudad es completamente diferente, con casa bajas típicas, los edificios de la universidad y el parque, donde está el famoso observatorio y la línea del meridiano.

Como llegamos tarde ya estaba cerrado y no pudimos entrar, pero las vistas desde el parque merecen la pena.

Bajamos paseando por la calles del barrio y llegamos a la estación de DRL, que nos llevó a la estación de Lewisham, donde cogimos el autobús 208 hasta Bromley, que por hoy ya está bien.

Cenamos en casa de Paloma y a dormir

 

Día 5 – Martes

Hoy compramos algo de ropa de invierno, que el tiempo no acompaña, y vamos al British Museum.

Menos mal que la vista es gratuita, por fin algo gratis en Londres.

Lo primero que llama la atención, aparte del tamaño es lo masificado que está. A pesar de tener control de aforo ( es recomendable reservar antes) hay mucha gente.

En un momento dado, en la vitrina de la momia de Cleopatra, tuvimos que irnos del agobio de la cantidad de gente.

Comimos un sadwich y un refresco en el propio museo (10£), muy normal y caro. Y casi no hay sitio para sentarse.

El museo está muy bien, tiene cosas muy interesantes, pero al final acabamos saturados de las cosas que había y sobre todo de la cantidad de gente.

Cuando salimos a las 17, se ve que todo el mundo tuvo la misma idea, y no se podía salir, tuvieron que cortar el paso para poder despejar.

Salimos hacia Covent Garden y de camino encontramos un centro comercial abierto muy chulo, Seven Dials Market, con tiendas algo caras pero muy curiosas.

En Covent Garden encontramos el mercado, donde hay muchos restaurantes y puestos comerciales. Como había mucha gente fuimos andando a ver si encontrabamos un pub para tomar una cerveza, pero estaban todos llenos.

Llegamos a Leicester Square, donde se puso a llover a cántaros. Nos pudimos refugiar en el pub Imperial, y tomar unas pintas.

Después visitamos la tienda de Lego que está en la misma plaza y al terminar compramos un bocadillo el Greeck, una cadena comida rápida y nos lo fuimos comiendo mientras íbamos a Piccadilly Circus a coger el metro. La comida bastante mala.

Y de Piccadilly a Victoria y a Bromley. Y a dormir, que mañana hay que viajar.

 

Día 6 – Miercoles

Salimos pronto que anuncian huelgas de transporte en el tren y nos vamos a Victoria y desde ahí a Garwich, en el tren. Desde Victoria son 30 m, afortunadamente no se nota la huelga.

El viaje en avión es un rollo por lo pronto que hay que ir, el control de seguridad, encontrar la puerta y la espera de embarque. En fin, es lo que hay.

Menos mal que íbamos con tiempo, a Susi le tocó salir para dividir una crema de 120ml en cuatro botes de 30, para que la dejarán pasar.

Llegando a Duby, el alquiler del coche, otra hora hasta que se hace todo.

El parquin de los coches de alquiler no está pegando al aeropuerto, hay que coger un autobús de la empresa que te lleva.

Ya en carretera, después de la mentalización de que hay que ir por la izquierda, salimos dirección a Banagher, donde pasaremos la primera noche.

El tráfico de la circunvalación de Dublín es horrible, tardamos mucho en llegar a la salida, con muchísimas retenciones.

Una vez en carretera la cosa cambia y ya pudimos ir a una velocidad normal, de todas formas tardamos casi tres horas en recorrer los 150 km.

La casa B&B, Charlotte’s Way es muy bonita y la dueña, Nicola, muy amable. Nos indicó donde ir a cenar y luego a tomar unas pintas, y lo hizo muy bien.

Primero cenamos en Flynn’s Pub, platos abundantes y buenos, un poco caros comparado con los de España, pero es el precio Irlandés. Una hamburguesa de pollo rebozado picante fueron 18€. Pero muy buena.

Después fuimos otro pub con música en directo, Simon Lyons Pub. Es un local para la gente del lugar, no están acostumbrados a los turistas.

Pero enseguida los parroquianos nos acogieron y empezaron a hablar con nosotros. Todos nos pregutaban como habíamos llegado ahí . Increíble que un miércoles, hubiese tanta gente en un pueblo de 1700 habitantes, bebiendo tanto.

La música terminó a las 11:30 y luego se quedaron terminando la cerveza que ya habían pedido, puesto que ya no servían más. Había mucho borracho.

Nosotros nos fuimos a la 12 a dormir, que ya es hora.

Día 7 – Jueves

Llueve. Y hace frío.
Después de un estupendo desayuno Irlandés, recogemos y nos despedimos de Nicola.
Damos una vuelta por el puerto del pueblo, un puerto fluvial sobre el río Shannon.

También tienen una piscina en el río.

Vamos a Clonmacnoise, las ruinas de monasterio medieval.

Fundado en 565, empezó a expandir el cristianismo por Irlanda. Fue atacado varias veces por Vikingos e Ingleses, hasta que en 1552 los ingleses la saquearon y ya no se recuperó, aunque sigue habiendo una peregrinación anual.

Es una visita obligada se vas al centro de Irlanda.

Comemos un bocadillo, que habíamos comprado en un supermercado de Banagher, en unos bancos fuera de la tienda de regalos, a pesar del aire y la lluvia.

Después del café salimos hacia Rossaveel, que es donde está la próxima B&B.
Es un camino larguísimo, hay que pasar por la circunvalación de Galway y el tráfico es tremendo, tardamos dos horas en llegar.

La casa, Rossaveel, es diferente de la anterior, es de un matrimonio mayor que alquila tres habitaciones dobles. Está bien, pero no es tan bonita.

Nos instalamos y vamos a dar una vuelta con el coche. Paramos primero en el puerto, que está muy cerca, para preguntar cómo va a hacer para ir a la ilsas de Aran.

Parece que el viernes va a haber mucho viento, así que de momento lo posponemos, a ver si se puede el sábado.

Vamos a la playa Coral Strand, que nos sorprende porque tiene bandera azul. Hace mucho viento y llueve, pero había tres mujeres bañándose, con las socorristas observándolas de cerca. La playa es muy clara, porque la arena es de trozos de concha.

Tomamos un poco el viento y vamos a ver si encontramos donde cenar.

Hay un chino cerca, pero queremos ir a un pub.

Paramos primero en An Chistin, pero no tenían comida, así que seguimos a Tigh Kitt.

Aunque ponía que había comida, solo tenían pizza. Nos tomamos unas pintas y unas pizzas, normalitas, pero que sentaron muy bien.

Es raro, pero por esta zona solo se puede cenar pizza o chino.

Y ya de vuelta a la B&B, a ver que hacemos mañana.

Día 8 – Viernes

Cómo sigue haciendo mucho viento, decidimos posponer el viaje a Aran y nos vamos a Galway.

Es una pena, con lo cerca que está todo en distancia, lo lejos que está en el tiempo, por lo estrechas de las carretera y el tráfico.

Llegamos a Galway y aparcamos en el parking de la catedral, 6,5€ el día.

Damos un paseo por el río hasta el Spanish Arch, una puerta de lo último que queda de la muralla. Se llama así por los mercantes españoles que llegaban a Galway para comerciar.

Luego por la calle principal, el Latín Quarter, un barrio de bares, pubs y tiendas muy concurrido.

Después de ver varias opciones decidimos comer en Taaffes Bar, unas sopas del día, ensaladas y bocadillos, acompañados de Guiness. Comida normal, algo cara, pero también pagas el sitio.

Seguimos por la Shop Street y llegamos a Eyre Square, donde había mucha gente sentada al poco sol que había, así que nos juntamos y también estuvimos un rato sentados.

Luego andamos un poco más y terminamos en el pub Hole un the Wall. Es muy grande y está bien decorado. Tomamos unas cervezas en la terraza, ya que hacía bueno.

Ya de camino de vuelta paramos a cenar en un pub Tom Sheridan’s, un pub muy grande y bonito, bien decorado y con música. Cenamos pasta, falafel, verduras al curry y una Guiness.

 

Día 9 – Sábado

Hoy tampoco podemos ir a las islas de Aran, hace mucho viento, así que salimos a dar una vuelta a la Abadía de Kelymore.

Compramos comida en el supermercado del pueblo de Clifden.

Aparcamos el Kelymore. Para entrar ahí que pagar 16€ por persona.

Pensábamos que eso era la Abadía, pero es también por entrar en los jardines.

La verdad es que merece la pena, los jardines están muy cuidados y hay una vegetación exuberante.

También hay una pequeña iglesia gótica, dedicada a la mujer del dueño.

Comimos en una mesa de picnic y seguimos la visita.
Cuando salimos sobre las 5, fuimos a ver el único fiordo de Irlanda, paramos en el pueblo de Leenane, donde tomamos una cerveza en la terraza, aprovechando que hay sol.

Luego vamos a Oughterard, donde cenamos en el pub Powers Thatch, típica comida de pub. Como tenía que conducir probé la Guinness 0.0. No está mala, le falta el amargo del final, pero se puede beber.

 

Día 10 – Domingo

Este día lo dedicamos por la mañana para ir desde la costa oeste a la este, a Dublín.

Hay una autopista que une Galway con Dublín, con dos tramos de peaje , de 2,50 y 3,20€. Se va bien, solo hay tráfico a la salida de Galway y la entrada a Dublín.

Llegamos a la Kinlay Hostel y dejamos las cosas y vanos a devolver el coche, que está a dos kilómetros del Hostel, así que volvemos andando que hace solecito.

Después de aseados salimos a dar un paseo, compramos mexicano take away y vamos al parque Saint Stephen’s Green a comerlo.

Después vamos al The Spire, una aguja de acero de 120 m de altura que impresiona mucho cuando se ve desde abajo, parece infinita.

De ahí parte un freetour de leyendas de Dublín, que nos da un paseo y nos va contando historias curiosas.

Después del tour, una pinta en el temple bar (Garden) y otra en The Old Store House.

De camino algunos compraron un ramen que comieron en la habitación, que ya estaba cerrada la sala común.

Día 11 – Lunes

Desayunamos en el Hostel y vamos al Trinity College, que tenemos entrada para ver la biblioteca y el libro de Kers.

Cuando salimos estaba Ángel esperándonos. Nos hizo un pequeño tour por el Trinity y un paseo hasta el Centro Comercial Stephen’s Green (Lloviendo todo el tiempo).

Nos fuimos al mercado Arcada de la Calle de George, ya que no paraba de llover.

Comimos en un libanés Umi, especialista en falafel.

Luego fuimos a tomar un café con la familia de Ángel.

Después empezó a llover sin fin, estuvimos parados en un portal bastante tiempo.

Parece mentira lo poco preparado que está para la lluvia, no hay ni marquesinas en las paradas de autobús.

Conseguimos llegar a un pub, Jack Nealons, y nos tomamos otra pinta hasta que escampó.

Luego compramos unas pizzas take away en Apache y nos fuimos a comerlas al hostel.

Día 12 – Martes

Hoy no tenemos prisa, después de desayunar vamos a ver una exposición de Wolfwalker, una película de animación de leyendas irlandesas

Aunque la exposición estaba pensada para niños, pudimos entrar. Es muy interesante, los dibujos puede que fueran para niños, pero la exposición no, para los adultos estaba muy bien.

Luego vimos el ayuntamiento, aunque solo se puede visitar la cúpula central.

Paseamos por el castillo, por la catedral de San Patricio y Coach House Gallery, donde había una exposición de arte en cristal, curiosa.

Luego quedamos con Ángel a almorzar, fuimos a la cafetería de la universidad a comer.

Cruzamos el río a ver si tomábamos un café en la iglesia cafetería the Church. Nos sentaron, pero no nos atendieron, así que después de un rato nos fuimos.

Muy interesante la iglesia, un pub muy bonito.

Fuimos a tomar un café en Vice Coffee Inc, algunos café normal y otros café irlandés.

Luego fuimos a jugar al escape room Escape Dublin.

Un juego muy lineal, pero con buena ambientación y juegos entretenidos.

Salimos y a celebralo con una pinta en Swan.

Después decidimos cenar pronto y hacer la maleta, así que vamos buscando que cenar y paramos en la parrilla mongol, Mongolian Barbeque.

Lo que tenía de mongol es la forma de cocinar a la parrilla, una muy grande semicircular, donde dejaban la comida que escogidas de un bufete y la removían con unos palos largos.

Pero la comida podía pasar como china o japonesa.

Y luego a descansar.
Pero cuando llegamos a la habitación, vemos que hay una fuga en el radiador y que la habitación tiene un charco de agua.

La ropa de Alba se ha mojado.

Avisamos a recepción y nos cambiamos de habitación, afortunadamente hay una de seis disponible.

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